El vínculo afectivo
Un factor importante en el desarrollo emocional del ser humano sin duda es el apego, que se fortalece en los primeros años de vida, principalmente con nuestras figuras paternas.
Existen determinantes del apego que juegan un papel relativo en la formación de los vínculos afectivos con el niño/a, como el temperamento que se encuentra en determinadas características del bebé y trae consigo una carga genética; por ende, es importante que las características del cuidador sean de calidad. Es así como se genera un vínculo de apego solido que requiere de tiempo compartido y estabilidad emocional. Un papel importante lo juega la madre o el cuidador; quien debe tener suficiente sensibilidad, tolerar la ansiedad, ser accesible y no ser intrusivo.
Cuando hablamos de un padre intrusivo, quiere decir aquellos que no les permiten a sus hijos sentir, dolor, ansiedad, hambre. Sino que lo presionan para que siempre este contento, evitándole una expresión espontánea y la búsqueda de recursos propios para afrontar situaciones diversas. Un padre intrusivo diría: Yo lo sé, te lo voy a decir.
Diferente es un padre no intrusivo, que le permite a su hijo expresar sus sentimientos y deseos propios. Todas estas características favorecen un desarrollo del apego seguro, como un factor protector frente a la vulnerabilidad psíquica.
Los cambios como la escolarización precoz y el acceso al mundo laboral de ambos padres conllevan inevitablemente a una reducción de tiempo de interacción con sus hijos.
Los vínculos afectivos juegan un papel esencial en la construcción de la identidad como persona, a partir del desarrollo afectivo se construye el cognitivo y desde el cognitivo el social. Uno de los aspectos claves para los padres y madres. Por tanto se debe saber cultivar vínculos afectivos constructivos y positivos para proporcionarles la seguridad básica afectiva, que sirve para generar crecimiento y autonomía en el niño/a.
Los vínculos también se construyen y se cultivan durante el tiempo
No todos los vínculos por el hecho de construirse son positivos, existen relaciones afectivas negativas para el desarrollo de un niño, que le generan inseguridad y son ausentes. La personalidad del niño se genera a partir de la interacción entre el bebé y el ambiente con los vínculos afectivos.
Las siguientes estrategias son necesarias para construir un vínculo afectivo positivo, que le brinde seguridad al bebé y posibilite su desarrollo y llegada a la adolescencia.
1. Establecer la diferencia entre querer y hacer sentir querido
No se trata de solo querer sino de expresarlo, hacer que llegue a la otra persona con demostraciones afectivas, como decir «te quiero», detalles, llamadas, caricias, besos, abrazos.
2. Generar un sentimiento de pertenencia
La incondicionalidad es la vivencia que define un vínculo afectivo. Hagas lo que hagas la persona debe sentirse querida y aceptada por quien lo ama. El afecto y la presencia no puede ser condicionada por las características o acciones.
3. Conocerse mutuamente y compartir tiempo de calidad
El tiempo es una condición imprescindible para la creación de un vínculo afectivo no solo de cantidad sino de calidad, tener buena comunicación, compartir actividades. Durante ese tiempo compartido genera un vínculo sólido.
4. El compromiso y el cuidado
La protección y el acompañamiento en las dificultades y en los malos momentos, el escuchar, acompañar y dar consejo. «Estar ahí».
La generación de vínculos afectivos es muy importante para el desarrollo del niño/a y, como comentamos, hay varias formas de hacerlo. En CP Bebés contamos con un amplio catálogo de accesorios para bebés en Bogotá que son un excelente auxiliar para la creación de vínculos afectivos al permitir una mejor interacción con los pequeños mientras se estimulan sus sentidos y ayudan a su desarrollo.
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Fuentes: Desarrollo del vínculo afectivo, Carmen Martínez González.
